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miércoles, 2 de marzo de 2011

Réquiem por un campesino español, de Ramón J. Sender

Réquiem por un campesino español es la obra maestra de Ramón J. Sender. Apareció con el título de Mosén Millán en México (1953) y adquirió su nombre actual en 1960. El motivo de su publicación en México fue que se encontraba en el exilio. Es una novela corta de 105 páginas, siendo muy amena. Lo que se hecha en falta es un poco de profundización en la historia, pero para eso harían falta más páginas.

El relato, de extrema sobriedad y naturalidad, nos relata con una atmósfera de tensa calma  la vida de Paco el del Molino, así como la intriga, la venganza, el miedo y la ira a la que se ve sometido. A pesar del miedo y los sucesos convulsos que evocan, todo está narrando con extrema sencillez estructural. Su calidad literaria es excelente.
Paco es el protagonista de la novela, es un antihéroe clásico, puro, sincero e idealista. Es el líder en la lucha, el más querido del pueblo, pero el verdadero protagonista y narrador de la historia es Mosén Millán. El párroco del pueblo nos rememora la vida de Paco por etapas, en cada fragmento recuerda unos acontecimientos de la vida de Paco desde su niñez hasta su muerte, de la que, en gran parte, él es responsable. Precisamente esa responsabilidad, esa terrible carga que soporta por haberlo delatado, perfila aún más la realidad social de la época, que se nos va describiendo y descubriendo poco a poco con gran maestría narrativa.
Durante la novela, además, se escuchan los testimonios de otros personajes (Águeda, el padre de Paco, el monaguillo o La Jerónima) y los asistentes al réquiem (don Valeriano, don Gumersindo y don Cástulo) que celebra Mosén Millán para señalarse aún más como culpable de la tragedia. El sentimiento de culpa que le persigue y que se manifiesta descaradamente en la ceremonia, pone de manifiesto la miseria y la división en la que estaba sumida España.
Precisamente la novela es, desde el principio, el hilo de reflexiones, inquietudes y arrepentimientos del párroco y los sentimientos que le asaltan, así como las autojustificaciones que busca para aligerar su carga moral por la responsabilidad en la muerte de Paco.

Mosén Millán en la novela predica resignación y humildad, aceptar los problemas de la vida y poner la otra mejilla. De este modo intenta explicar a Paco que la extrema pobreza de los que viven en las cuevas no es cosa realmente tan grave si se piensa en las miserias espirituales a las que están expuestos. 

La obra está escrita en tercera persona y con un narrador omnisciente, que conoce, no sólo los hechos, sino lo que piensan y sienten los personajes. Destaca, igualmente, la técnica del salto atrás: Mosén Millán, en la soledad de su sacristía antes de celebrarse la Misa de Réquiem, rememora los hechos pasados, vuelve a los presentes y continúa recordando los anteriores. Todo ello, entremezclado con el sentimiento de culpa que le abruma  tanto. Por eso los recuerdos se combinan con las justificaciones y reflexiones que Mosén Millán busca para acallar sus remordimientos de conciencia.

La muerte de Paco es un ejemplo de otras muchas –de uno y otro bando- acaecidas en un sin fin de pueblos de España, en los que determinadas personas con malos instintos, aprovechando que mandaban los suyos, eliminaron a quienes poseían bienes que les interesaban o, sencillamente, habían tenido problemas con ellos.

En definitiva, es una obra muy recomendable, que no deja indiferente a nadie, siendo muy significativo su final "Ahora yo digo en sufragio de su alma esta misa de réquiem, que sus enemigos quieren pagar".

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